HISTORIA


HISTORIA

Un día, a principios de 1963, un señor llamado Al Fritz (nada menos que el vicepresidente de la histórica fábrica de bicicletas norteamericanas “Schwinn”) recibió una llamada de uno de sus distribuidores en California; el hombre, histérico, le explicó que estaba pasando algo muy raro: no quedaba ni una sola bici -ni nueva ni usada- en todas las tiendas de bici de Los Angeles.

Al parecer, los chicos de esa ciudad buscaban por todas partes una, incluso en los sótanos, las equipaban con asientos del tipo banana y manillares muy largos. Y con esas bicis caseras se dedicaban a recorrer los barrios californianos imitando a sus ídolos del motocross. Aprovechaban descampados, zonas en construcción o lo que fuera para hacer saltos, derrapes y maniobras bruscas.

Fritz encontró en aquella moda su gallina de los huevos de oro y se puso a fabricar bicis de este tipo. ¡Y ese año vendió nada menos que 45.000!

Muchos empezaron a probar aquellas bicicletas en los circuitos de motocross intentando imitar los saltos, los derrapes y mil y una cosas más de este deporte de motor. Nacía un nuevo y adrenalítico deporte: el bicicross, también conocido como BMX. Poco después ya había más de 100 empresas repartidas por todos los EEUU que patrocinaban a jóvenes de 16 años.

Al principio las bicicletas eran muy pesadas y tenían una suspensión bastante mala; hoy, por suerte, son de aluminio, titanio o fibra de carbono; así que son ligeras, resistentes y rápidas.

Fue en Estados Unidos donde empezó todo y es en Estados Unidos donde hay más adeptos, donde se disputan los campeonatos más importantes y donde el mercado de oferta de estas maravillas de dos ruedas y sin motor es más amplio. No se puede competir. Pero esto no significa que en el resto del mundo este deporte sea desconocido. En los '80 cruzó el océano y se expandió por toda Europa; y poco más tarde por toda Sudamérica. Hoy en día, más de 40 países de los cinco continentes practican este deporte.